Hablemos de su último disco. ¿Cuándo conoció al maestro Rodrigo?
Le conocí en un concierto de Paco de Lucía en Torrelodones, Madrid. Me pareció una muy buena persona, guardo un recuerdo muy cariñoso de él y de aquella noche. Aparte, yo siento que gracias al Concierto de Aranjuez y al maestro Rodrigo se me abrieron las puertas del mundo sinfónico.
¿Cómo es su guitarra ideal para el estudio de grabación?
Yo trabajo con el luthier Vicente Carrillo, de Casasimarro, Cuenca (España). Intentamos buscar una guitarra híbrida que tenga el sonido dulce de la clásica pero también ese punto percusivo del flamenco. Hicimos varias pruebas: Vicente aportó sus manos y su talento, y yo aporté mis sensaciones y mi percepción, y de ahí surgió un modelo de guitarra que es el que toco actualmente, tanto para melodías pulsantes como para bajos profundos.
¿Qué valora más en el estudio: la sensibilidad o la potencia? ¿Ha conseguido un equilibrio?
Valoro siempre la sensibilidad. Es lo más importante. Mover las manos con delicadeza, y que la guitarra responda. La potencia es necesaria, pero no es tan esencial hoy con los medios de los que disponemos en el estudio. Yo suelo utilizar un juego de cuerdas de tensión suave.
Y, a la hora de grabar, ¿aprovecha la propia reverberación natural del espacio o prefiere aplicar reverb de software?
Pienso que cada música necesita su propia reverb, así que yo utilizo la de software. La tecnología está para eso. Si el tema es lento, aplico un poco más de reverb; si el tema es rápido, procuro equilibrar el nivel. Es un efecto bonito, aunque si te pasas puede ensuciar mucho. Hay que aplicar una reverb adecuada a lo que se vaya a grabar.
Para terminar, por favor, háblenos de las características de las siguientes obras y la historia que hay detrás de cada una de ellas. Empecemos por Aranjuez, ma pensée.
Se la pedían mucho a Rodrigo. Yo solicité permiso a doña Cecilia, su esposa, para analizar la partitura y crear un arreglo diferente para el disco Rodrigo por Cañizares. Es una obra muy emotiva, como todas las de Rodrigo.
Preludio al atardecer.
¡Muy atrevida! Era inédita, así que agradezco enormemente a doña Cecilia el haberme permitido rescatarla. Emplea acordes muy avanzados para la época (la verdad es que me costó mucho descifrar la notación a la hora de trabajarla, y me obligó a estudiar con atención la fuente original), y en ella reconozco ciertos matices flamencos; de hecho, le he puesto una pulsación flamenca para destacarlos. Me da mucho placer interpretarla.
Cuatro estampas andaluzas.
Cuatro piezas fantásticas. Tienen ese sabor andaluz, intentando mantener el equilibrio entre el sonido y el ritmo flamenco en el que están basadas.
¿Cómo fue el proceso de trabajo con las Cuatro piezas, originales para piano?
Sobre todo, destaco el largo proceso previo de análisis, tanto de su esqueleto armónico como del contrapunto de la música, para así poder hacer una síntesis de la obra. Una guitarra o dos guitarras no son un piano. Tienes que hacer una adaptación que se entienda, de manera que nada quede ensombrecido. En general, en mis transcripciones yo trato de sacar lo esencial de la música. Para pulir un compás tengo que trabajarlo mucho. Es complicado. No es lo mismo que componer, pero a una transcripción también tienes que estar buscándole constantemente un sentido. Es un proceso extenuante, y al mismo tiempo gratificante. Cuando escuchas el producto final, después de haber tenido que superar difíciles encrucijadas (decisiones sobre cambios de octavas, matización de notas, etc.), lo disfrutas enormemente. He aprendido muchísimo analizando obras y trayéndolas a mi instrumento.
Web oficial: jmcanizares.com
Entrevista completa: “Cada concierto con Paco de Lucía era como una masterclass para mí” |