Lo interesante que tiene la Historia es que, como la escriben los seres humanos, es imperfecta, de tal modo que casi siempre es necesario ir y venir muchas veces a los documentos para acercarla a la realidad. Y digo esto porque, según la historiografía, el Gran dúo concertante para violín, contrabajo y orquesta de Giovanni Bottesini fue creado por Bottesini y Ernesto Camillo Sivori, componiendo el primero la parte de contrabajo, y el segundo la parte de violín. Sin embargo, después de investigar en algunas fuentes primarias, pude llegar a la conclusión de que esa versión podría estar errada. No voy a replicar aquí todo el ensayo que ya está publicado en mi blog, en Academia.edu y en el diario Mundoclásico.com, pero sí compartiré mis dudas con los colegas del BassMagazine.online.
Según noticias publicadas en La Habana, el 27 de diciembre de 1846 se estrenó en el Gran Teatro de Tacón de la capital cubana la obra Gran dúo concertante, que ejecutaron el violinista Luigi Arditi y el contrabajista Giovanni Bottesini. Y, para comenzar por el principio, diré que Giovanni Bottesini llegó a La Habana a bordo del bergantín Annibale el día 3 de noviembre de 1846, integrando una compañía de ópera italiana que el segundo tenor, director de escena y empresario del Teatro Principal de la capital cubana, Federico Badiali, en nombre de Francisco Marty y Torrens (dueño del Gran Teatro de Tacón), había reclutado zancajeando algunas ciudades de Italia.
Junto a Bottesini, que en el elenco estuvo acreditado como “contrabajo 1º al cembalo“, llegó Luigi Arditi, consignado como director de la orquesta. Aquella troupe era una troupe completa, llevando al Tacón todo, desde la prima donna Fortunata Tedesco hasta el apuntador Luigi Sivieri, y se presentó por primera vez la noche del 18 de noviembre de 1846, estrenando en la Isla la ópera Ernani o El honor castellano de Verdi.
No tardó la prensa cubana en notar a Arditi y Bottesini, siendo mencionados en muchas de las crónicas que se publicaron durante aquellas cinco temporadas líricas, en las que el dueño del Tacón pudo llevar a su teatro algunas de las mejores voces que resonaban en los más importantes teatros europeos y americanos. De tal modo, según anunció el Diario de la Marina, en las funciones del 27 y el 29 de noviembre de 1846, Arditi y Bottesini se presentaron por primera vez como solistas ante el público habanero con una obra que se dio a conocer como Gran dúo concertante o La fiesta de los gitanos, la cual tocaron al año siguiente en el Park Theatre y en el Tabernacle de New York, cuando la compañía italiana del Tacón, cumpliendo con la parte del contrato firmado con Marty y Torrens, se presentó en varias ciudades de los Estados Unidos. De ahí volvieron al Tacón, para seguir con su segunda temporada, el 28 de octubre de 1847.
En cuanto a Ernesto Camillo Sivori, mis dudas radican en, si bien es perfectamente comprensible que cuando fue a editarse la obra por primera vez hubo que revisarla muy bien, y Sivori —como está acreditado— trabajó la parte de violín, ¿cuánto quedó del original estrenado en La Habana y cuánto nuevo creó Sivori? Es una pregunta fácil con una respuesta difícil, quizás improbable, porque entre otras cosas, según todas las evidencias, Bottesini conoció a Sivori en La Habana, más de un año después del estreno en el Tacón de La fiesta de los gitanos.
El violinista Ernesto Camillo Sivori y el pianista Henry Herz llegaron a La Habana el día 18 de enero de 1848 a bordo de la balandra-vivero Cometa, y dos días después se presentaron en un gran concierto en el Tacón —teatro en el que Bottesini había trabajado durante varios meses—; así que, entonces, sin duda, fue en La Habana donde Bottesini y Sivori se vieron por primera vez y donde pudieron compartir en las tablas, las calles, los hoteles y los cafés de la ciudad.
Volviendo atrás, Sivori había nacido en Génova en 1815 y estudió con Paganini, y Bottesini había nacido en Crema en 1821 y estudió en Milán, por lo que una diferencia de edad de seis años y una diferencia geográfica les separaba. Y estas circunstancias sostienen mis dudas, por lo que, para disolverlas, sería deseable el descubrimiento de un documento capaz de confirmar que Bottesini y Sivori habrían trabajado y tocado juntos una obra titulada Gran dúo concertante para violín y contrabajo antes de 1846.
Así que hasta aquí, según los indicios, es posible afirmar que el Gran dúo concertante para violín, contrabajo y orquesta de Bottesini se estrenó en La Habana en 1846, y que la parte de violín fue revisada por Sivori —basado en las versiones de Bottesini y Arditi— para su edición en 1880 en París. Pero esto podría tener aún muchos “bemoles”. ¿O no?